* Una gran entrevista nos dio el acordeonero Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina.
“Aquí les traigo este pollo señores, a ver cómo se defiende en la valla”, es tal vez la introducción más auténtica que tenga cualquier acordeonero en el vallenato y es gracias a una canción que Diomedes Díaz compuso para anunciar los logros que tendría su nuevo acordeonero en la época: Gonzalo Arturo ‘Cocha’ Molina.
“Le mamaba gallo a Diomedes y le decía: lo único que te faltó decir es que sería rey de reyes del acordeón”, menciona entre carcajadas este acordeonero de 40 años de trayectoria y quien sobre la canción ‘El gallo y el pollo’ recuerda que “la compuso Diomedes en un viaje por carretera y no la escribía en papel, sino en su mente. Era un genio”.
Su hoja de vida es de las más ilustres en el vallenato, puesto que ha grabado y acompañado en tarima a portentos como Diomedes Díaz, Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Iván Villazón y hasta a la artista internacional Gloria Estefan. “40 años de vida artística, luchas, alegrías, sinsabores, pero siempre con la firme convicción de que Dios existe”, define ‘Cocha’.
Ahora en sus manos hay dos cosas puntuales. La primera, acaba de lanzar al mercado ‘Cocha Molina Instrumental’, que es vallenato interpretado en acordeón, caja, guacharaca y tumbadora, con el que pretende conquistar el mercado que consume música instrumental, “porque, por ejemplo, hay empresas que ponen a sus empleados esta música, para que se les active el hemisferio izquierdo del cerebro”; y la segunda, una razón para haberse retirado de las parrandas que tengan más de la docena de participantes. Los shows en grandes escenarios sí continuarán.
“Nunca he tenido en mi vida artística un escándalo, no lo hice cuando no existían las redes sociales, mucho menos ahora, que me cuido más, por eso solo voy a parrandas de amigos que aprecie, no que sean grandes eventos, como casetas”, dice este acordeonero que ha conquistado con sus notas los Grammy Latino y anglo.
La razón de su retiro de tumultuosas parrandas la argumenta sin tantas largas. “Antes se distinguía quién era el bueno y quién era el malo, ahora no sabes quién es enemigo tuyo, porque la gente ha ido cambiando”, reflexiona y suma, sin asomo de enojo, que “todo lo que pasa en la vida es por bien, la pandemia era para que muchos hubiesen cambiado, pero hay gente que no cambió”.
Molina, dueño de Huellas del Maestro, desde donde enseña a tocar el acordeón, dice que en la actualidad es más paciente, pero igual de directo como siempre, aunque lo hiperactivo no se ha quitado de sus características. “Me regañan por ser hiperactivo y que todo lo quiero a la perfección, pero los años van cobrando la hiperactividad”, cuenta.
Son pocos los que entienden que un hombre que con su acordeón provoca parrandear, ahora diga que las parrandas se las toma como algo de poca importancia en su agenda, pero insiste en que “hoy en día tiene que ser muy amigo para salir a parrandear, porque primero no me provoca beber, no me gusta cuando hay muchas personas, lo que uno haga lo quieren grabar” y es cuando recuerda que en una oportunidad, mientras revisaba el fuelle de su acordeón, lo filmaron, “coincidió con que me toqué la nariz y enseguida dijeron que yo estaba consumiendo. Menos mal la gente me conoce y se dieron cuenta que no era así”.
‘Cocha’ Molina es referenciado como de los más humildes del vallenato, extrovertido y servicial, “porque de Colacho Mendoza aprendí a ser más gente que músico”, es por eso que entre sus cualidades se encuentra cumplir cabalmente con la palabra empeñada, por eso es compadre de sacramento de muchos artistas como Diomedes y Poncho Zuleta, y padrino de muchos de los jóvenes que integran los conjuntos vallenatos, llamados músicos secundarios.
Es respetado en el gremio y hoy lo llaman maestro, tal cual como se lo cantó Diomedes en aquella canción…
Por
Jorge Laporte Restrepo