Del sueño a la leyenda: La Gota Fría
Cruzar la puerta del Centro de Alto Rendimiento Deportivo La Gota Fría es como cambiar de ciudad, pero sin haberse ido de Valledupar. El tiquete a vivir esta experiencia es gratuito y se gana por partida doble: se disfruta de los XIX Juegos Bolivarianos y se ve, con ojo crítico si se quiere, los escenarios que potencial el deporte en el Cesar.
Ahí está, el imponente Coliseo de Contacto Oscar Muñoz, verde como la esperanza que le dio al deporte de Colombia al colgarse una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres, imponente como el anhelo de un campeón, con una cubierta que anticipa que adentro solo están los mejores en la zona de competencia y en las gradas quienes quieran contribuir con el sueño.
Allá se ve también el colorido del Estadio de Atletismo José Luis ‘El Gordo’ Parada, que con solo verlo provoca ser uno de los deportistas que lo recorren, o de los que saltan en él, lanzan discos o balas.
Casi como si se avanzara en el viaje fuera de casa, se descubren de fondo dos estadios que ‘la sacan del estadio’: el de Béisbol y el de Sóftbol, con nada por envidiarle a los de Estados Unidos, Cuba, Panamá o Venezuela, potencias en estos deportes. Era un diamante en bruto, hoy pulido y alumbrando para los cesarenses.
Ahí mismo, en La Gota Fría, se levanta imponente el Estadio de Baloncesto, donde driblará lo mejor del talento local, nacional e internacional, porque anticipa que será epicentro de múltiples competencias y que entregará medallas solo a quienes impongan su talento ante las adversidades, como lo hizo el Gobierno Lo Hacemos Mejor al construir estos escenarios.
Por: Jorge Laporte Restrepo